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10/05/2010

“Trabajamos desde la química para frenar la división de células tumorales”

Miguel Carda Usó, director del Departamento de Química Inorgánica y Orgánica Universitat Jaume I de Castellón

El catedrático Miguel Carda es un hombre preocupado por desarrollar una investigación básica que contribuya al bienestar de la sociedad en un futuro no muy lejano. La lucha contra la multiplicación incontrolada de células cancerosas es actualmente una de sus mayores prioridades, pero además trabaja para encontrar una salida rentable a la glicerina, subproducto generado en el proceso de obtención del biodiésel: una muestra del papel clave que juega la química hoy en día como ciencia transversal. El investigador, además, muestra una profunda vocación docente. Según él, no hay que perder de vista que la misión principal de la Universidad debe ser ofrecer una educación de calidad a los alumnos, un objetivo que implica un esfuerzo aún mayor por parte de todos los estamentos universitarios desde la entrada en vigor de los nuevos estudios de grado.



AUTOR: RUVID

El grupo de Síntesis Orgánica que dirige está inmerso en un proyecto relacionado con el cáncer.

 

Siempre nos habíamos dedicado a la metodología química y a la síntesis de compuestos orgánicos, con el objetivo enfocado a la preparación de compuestos biológicamente activos. Hace escasamente un par de años iniciamos una línea de química medicinal orientada a la síntesis de productos con potencial actividad citotóxica, es decir, compuestos capaces de destruir las células tumorales. Existe en la naturaleza una gran cantidad de productos citotóxicos, y nosotros nos basamos en las estructuras de aquéllos que han demostrado ser altamente citotóxicos para preparar compuestos orgánicos más simples, denominados análogos, que sean capaces de mantener la actividad biológica con un número mínimo de funciones orgánicas y de complejidad estructural. Nuestro objetivo es conseguir compuestos efectivos y relativamente simples que sean atractivos para la industria farmacéutica.

 

Una de las maneras que se conocen para atacar el cáncer es impedir la división celular. En este proceso intervienen los microtúbulos, compuestos poliméricos formados por agrupación de monómeros de unas proteínas denominadas tubulinas. Si se inhibe el proceso de formación de microtúbulos, o se estabilizan éstos, el mecanismo de la división celular se paraliza. De esta forma se consigue parar el proceso de división celular incontrolado que caracteriza a las células cancerígenas. En este sentido, nuestro grupo está trabajando en la síntesis de compuestos con potencial actividad inhibidora/estabilizadora de microtúbulos.

 

¿Cómo de avanzadas se encuentran estas investigaciones?

 

Se enmarcan en un proyecto multidisciplinar de investigación básica financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y por la propia Universidad Jaume I, que abre una línea prometedora y que podría tener en el futuro una gran repercusión. El objetivo último de nuestra investigación es encontrar compuestos que sean muy eficaces en la paralización del proceso de división celular mediante interacción con la tubulina.

 

La duración del proyecto es de tres años y en esta primera etapa nos hemos dedicado a preparar quimiotecas de compuestos que han sido enviados para su evaluación biológica a un grupo especializado en interacciones de la tubulina. Asimismo, esperamos que en breve se publique un importante trabajo relacionado con esta investigación y presentaremos los resultados este verano en congresos científicos de Noruega, Italia y España. Durante los dos años restantes nos centraremos en refinar el modelo que mejores resultados haya ofrecido.

 

Otra de nuestras líneas de investigación está enfocada a la lucha contra el proceso cancerígeno mediante la síntesis de compuestos que impidan la angiogénesis, que es el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos.

 

Si ya existen tantos grupos entregados a la búsqueda de cura para esta enfermedad ¿por qué decidió iniciar también una línea de investigación en este terreno?

 

La financiación de un grupo de investigación perteneciente a una universidad pública proviene principalmente de la propia institución, y de los proyectos financiados por los gobiernos nacionales, autonómicos, o de la Comisión Europea, que revierten parte de los impuestos que pagan los ciudadanos en la financiación de la investigación científica. Por ello considero importantísimo que la investigación que desarrollemos esté orientada a tener alguna aplicación práctica en el futuro. Desgraciadamente no podemos afirmar que vayamos a curar el cáncer, pero claramente nuestra investigación está dirigida a contribuir al esfuerzo mundial para combatir la enfermedad. La obtención de compuestos farmacológicamente útiles tendría una muy positiva repercusión social.

 

Por otro lado, han saltado a la actualidad gracias a un proyecto con una empresa para la optimización de residuos. Un ámbito completamente diferente a la química medicinal…

 

Efectivamente no tiene nada que ver. En el grupo de investigación, también trabajamos con empresas como el Grupo UBE Chemical Europe, una de las compañías químicas más importantes de Europa dedicada a la producción de monómeros empleados en la fabricación de polímeros y que cuenta con una planta en Castellón.

 

Mientras se ponen a punto los vehículos eléctricos o de hidrógeno, el biodiésel es la alternativa actual a la gasolina y al gas-oil. Para obtener este biocombustible, se emplea un proceso químico que divide los componentes del aceite vegetal en ácidos grasos y glicerina. La parte de ácido graso se transforma en biodiesel, pero las utilidades de la glicerina son más limitadas y la industria almacena toneladas de este subproducto. Por tanto, los investigadores están estudiando la manera de transformar la glicerina en productos de alto valor añadido que resulten interesantes para el mercado. Nosotros hemos puesto a punto un método de conversión de la glicerina en carbonato de glicerol que es económico y limpio, y que proporciona el carbonato de glicerol con gran pureza. Este compuesto puede ser empleado en el campo de la cosmética, en la preparación de fluidos lubrificantes etc. Ahora se está investigando la utilización del carbonato de glicerol como monómero de partida para la fabricación de polímeros con los cuales producir nuevos materiales.

 

Muchos grupos de investigación se dedican a la transformación de subproductos por los beneficios económicos y medioambientales que reportan. Parece que las empresas también se conciencian progresivamente.

 

La empresa UBE es una entidad modelo en ese sentido: se optimiza al máximo el proceso de producción hasta alcanzar el mínimo de residuos. Por ejemplo, de la producción del monómero utilizado en la fabricación de nylon, el único residuo sobrante es el sulfato de amónico, que se aprovecha como fertilizante. Desafortunadamente, no siempre es posible aprovechar los residuos en su totalidad, por lo que la industria química debe invertir en I+D para buscar el modo de reutilizar los subproductos generados en sus procesos de producción, como en el caso de la glicerina anteriormente comentado.

 

En líneas generales, podemos decir que la investigación española en el ámbito de la química ha avanzado increíblemente en estos últimos treinta años hasta ocupar una posición entre los “top 10” a nivel internacional. El tejido industrial también viene colaborando con los departamentos de Química de las universidades de manera asidua, ya sea a través de contratos de I+D, de asesoramiento, de convenios para el apoyo técnico o para la utilización de la instrumentación. En todos los casos, ambos colectivos salen beneficiados. Por nuestra parte, mantenemos la puerta abierta a las empresas que busquen nuestra colaboración.

 

¿Colabora el grupo con algún centro europeo?

 

Formamos parte de la Red COST en la que participan universidades de toda Europa, incluidas algunas españolas, y donde se promueve el intercambio de estudiantes entre los grupos de investigación asociados financiando estancias cortas. Las estancias de investigación de los estudiantes en otros centros resultan ser siempre muy formativas, tanto desde el punto de vista personal, como académico. Además, la realización de una parte de la Tesis Doctoral en el extranjero permite al estudiante de doctorado optar a conseguir su título mediante la modalidad de tesis doctoral europea.

 

Aunque la investigación es muy importante, no hemos de perder de vista que el objetivo fundamental de la Universidad es el de formar a los estudiantes. A los profesores nos produce una gran satisfacción personal apreciar el progreso en la formación académica, cultural y humana que experimentan los alumnos durante su paso por la universidad. En mi caso, es un motivo de orgullo saber que doctores que se han formado en mi grupo de investigación están ahora ocupando puestos como investigadores en centros de prestigio como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Estados Unidos, el Institut Català d´Investigació Química (ICIQ) en Tarragona, o el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).


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