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El trabajo ha estado dirigido por Maria Rosa Miracle y Eduard Vicente

Una tesis doctoral de Rosario López Blanco, del Institut Cavanilles de la Universitat de València, analiza el sedimento de dos lagos, (Lagunillo del Tejo y El Tobar) en el Sistema Ibérico (Cuenca), separados por 60 kilómetros, para reconstruir el clima y las actividades antrópicas durante el último milenio.

AUTOR: UV

El actual debate sobre el calentamiento global incrementa el interés en estudios que combinen los cambios ambientales producidos tanto por el clima como por las actividades antrópicas en el pasado. En esta tesis se han usado subfósiles de cladóceros, macrofósiles de plantas y variaciones en las relaciones isotópicas de algunos elementos, para investigar principalmente los cambios de nivel de los lagos y carbones macroscópicos para inferir la ocurrencia de incendios y también como indicadores de las actividades humanas.

 

Considerando una escala de varios centenares de años, ambas secuencias concuerdan en las principales fases áridas y húmedas características del último milenio. La parte inferior de las secuencia sedimentológica corresponde a un periodo más árido durante la Anomalía Climática Medieval. Se han inferido fluctuaciones en la disponibilidad de agua desde AD 1300 a AD 1600 y se ha puesto de manifiesto la fase húmeda en torno al Mínimo de Maunder ( AD 1645-1715) en la Pequeña Edad del Hielo.

 

En la parte más reciente de los registros sedimentarios, las variaciones de los diferentes indicadores concuerdan con los datos instrumentales de las precipitaciones: un periodo árido marca la transición entre los siglos XIX y XX mientras que el periodo siguiente (ca AD 1930-1980) se caracteriza por un aumento en las precipitaciones.

 

Por otra parte, la ocurrencia de incendios en el entorno de ambos lagos coincide desde AD 1100 hasta AD 1500 y fue provocada por eventos regionales como guerras relacionadas con la Reconquista o la Transhumancia (apogeo de la Mesta). Sin embargo, desde AD 1550 se observa una divergencia en las señales de cada lago provocada por actividades locales como la producción de carbón vegetal o la ganadería. Ambos sedimentos han revelado que el impacto antrópico fue mayor en el pasado que en los últimos siglos, lo cual concuerda con los desplazamientos de la población hacia las ciudades y hacia las áreas costeras.

 

Las secuencias sedimentarias del Lagunillo del Tejo y El Tobar son un buen ejemplo de las interacciones entre el clima y el hombre en el Sistema Ibérico durante el último milenio.