18/06/2012

Eduardo Peris Fajarnés, catedrático de Química Inorgánica de la Universitat Jaume I de Castellón

«La empresa que quiera innovar ha de estar al día de los avances científicos»

Los científicos han de centrarse en publicar sus descubrimientos y es responsabilidad de la empresa conocerlos y acercarse a la Universidad para iniciar colaboraciones productivas. Es la opinión de Eduardo Peris, galardonado por la Real Sociedad Española de Química con el premio nacional de investigación en Química Inorgánica 2012. Sobran razones para interesarse por su trabajo ya que su laboratorio desarrolla procesos más sencillos, baratos y ecológicos para producir moléculas con aplicaciones en la industria farmacéutica, biomédica y petroquímica. El profesor puso en marcha el Laboratorio de Química Organometálica y Catálisis Homogénea en Castellón después de especializarse en la Universitat de València y en varios centros extranjeros, incluida la Universidad de Yale. Satisfecho de los resultados de su grupo de investigación, ahora toca luchar para mantenerlo.



AUTOR: RUVID

Enhorabuena por el premio de la Real Sociedad Española de Química. ¿Qué ha significado para usted?
El trabajo del científico es muy bonito y se obtienen muchas satisfacciones, como ver que tu trabajo es publicado y citado, recibir un premio que valora tu esfuerzo, o recibir felicitaciones de personas a quienes admiras. Eso es lo que tenemos, porque los salarios de los que nos dedicamos a esto no son elevados, ni tienen en cuenta la producción científica.


Un premio como este abre muchísimas puertas, y el saber que ha habido un consenso en el reconocimiento a tu trabajo te anima a seguir. Pero es triste que te llegue el reconocimiento antes de fuera que de dentro. Creo que la propia Universidad debería intentar promocionar a sus buenos investigadores, en vez de ponerles trabas. Personalmente creo que nuestra Universidad debería valorar el esfuerzo, el mérito y la productividad y, la verdad, desde mi punto de vista dista mucho de hacerlo. En cualquier caso, el mérito es del grupo, especialmente quisiera resaltar el trabajo de José Mata, Macarena Poyatos, Elena Mas y Amparo Prades.


Dijo que le hubiera gustado compartir la alegría por el premio con su amiga la profesora Purificación Escribano que falleció el año pasado. ¿Cómo influyó en su carrera?
El historial investigador en Química Inorgánica de la Universitat Jaume I estaba asociado al sector de la cerámica pero cuando me incorporé como profesor ayudante, Puri me dio libertad para hacer la investigación que quisiera. Gracias a esto pude iniciar una línea independiente, algo poco habitual en el panorama investigador español porque los jóvenes no suelen tener la oportunidad de generar un grupo propio. Hubo dificultades al inicio con falta de personal y financiación, pero el grupo fue creciendo y ahora cuenta con nueve investigadores y otra persona que se incorporará en breve. Aún así, está lejos de ser un grupo consolidado, ya que sólo tiene dos profesores permanentes (José Mata y el propio Eduardo Peris), lo cual siempre limita las posibilidades de conseguir financiación, en un entorno en el que la masa crítica, más que la productividad, marca muchas veces las prioridades de la financiación.


La profesora Escribano denunció que continúan existiendo elementos discriminatorios que entorpecen la carrera investigadora de la mujer. ¿La dedicación a la ciencia perjudica más la vida personal de la mujer?
La investigación científica requiere muchas horas de dedicación, así como desplazamientos. Ir a congresos es obligatorio para ver el trabajo de los demás y establecer contactos para futuras colaboraciones. Igual de importante es hacer estancias en el extranjero de varios meses. Conciliar esto con la vida familiar es complicado. Tradicionalmente ha sido más llevadero para el hombre pero esa tradición hay que cambiarla. Recientemente me pude permitir estancias en Lisboa y Yale pero ahora que tengo un hijo, me turnaré con mi mujer que también es investigadora en esta Universidad. Si se quiere progresar en la carrera científica lamentablemente hay que desvincularse en ciertos momentos de la familia. Es una decisión muy dura. En cuanto a la persistencia de un techo de cristal, Puri también tenía razón. Solo hay que ver las estadísticas de mujeres catedráticas y rectoras. El acceso a los altos cargos de responsabilidad de la escala académica está más restringido para la mujer, no tanto el acceso a los puestos de escala media. No obstante, creo que establecer comisiones paritarias en una comisión a cátedra, por ejemplo, no es la solución porque las pocas mujeres catedráticas al final estarán siempre en comisiones, lo cual también perjudica su carrera. Lo estamos viendo en la Universidad cuando se convocan comisiones paritarias de investigación para investigadores con más de dos sexenios.


¿En qué consiste el trabajo de su Laboratorio?
Nos dedicamos a la síntesis y caracterización de compuestos organometálicos y al diseño de catalizadores para su aplicación en catálisis homogénea. La catálisis consiste básicamente en conseguir que una reacción que no se produciría en situaciones normales, funcione de manera fácil y asequible energética y económicamente. Gracias a dichas reacciones conseguimos transformar una serie de materias primas de poco valor en moléculas orgánicas de alto valor añadido con muchas aplicaciones.


El primer paso es diseñar el catalizador. Utilizamos una molécula inorgánica que consiste en un metal rodeado de otras moléculas orgánicas llamados ligandos. Metales aplicables a catálisis hay pocos, una treintena, por lo que se podría pensar que el número de catalizadores a diseñar es limitado, sin embargo, podemos modificar el sustrato orgánico para variar la reactividad de cada metal. Por tanto, modificamos ambos elementos para conseguir la actividad catalítica específica que necesitamos. En este sentido, estudiamos el proceso desde el diseño del catalizador hasta la evaluación de las propiedades catalíticas. Se trata de una investigación muy aplicada a resolver los problemas reales de la industria química.


Un tertuliano en la radio ha dicho recientemente que la Universidad debería patentar más. Es posible, pero necesitamos más empresas españolas que compren esas patentes. Me escribió hace unos meses el director del Centro de Investigación y Desarrollo de la petroquímica japonesa Sumitomo. Esta persona cogió un avión expresamente para entrevistarse conmigo y hablamos durante toda una mañana sobre las características de nuestros catalizadores. Me quedé perplejo. En otros países, los químicos están más habituados a este acercamiento de la empresa a la Universidad para ver las aplicaciones que pueden extraer. Es lo que nos haría falta en este contexto económico.


¿Por qué medios conoció sus resultados?
Supo de nuestra investigación a través de publicaciones especializadas. Tenía incluso frases mías subrayadas sobre las que me hacía preguntas muy concretas. Sabía muy bien lo que buscaba. El objetivo de cualquier químico que haga investigación es publicar en las revistas de máximo impacto y visibilidad. Si las empresas no están suscritas a estas revistas es que quizá no les interese la investigación. Pero una empresa que quiera innovar tiene que estar muy al día de los avances científicos, de ahí que sea tan importante tanto que tenga departamento de I+D como departamento bibliográfico.


Así que en tu opinión, ¿es la empresa la que ha de ser proactiva?
También nos acercamos a la empresa. Habitualmente envío los proyectos a las empresas para que los evalúen y estudien su viabilidad. Además, muchos han apostado por nuestros proyectos con cartas de apoyo donde se comprometen a hacer un seguimiento de los resultados. La diferencia es que nuestro trabajo es público y la empresa puede conocer exactamente los resultados de mi investigación a través de estas revistas científicas. El trabajo que desarrolla la empresa, sin embargo, es confidencial por la competencia del mercado. De modo que mis posibilidades de conocer los intereses específicos de una empresa son muy limitadas, si lo comparamos con la información de la que dispone el sector empresarial de mi trabajo.


En el pasado colaboraron con Neuron BPh para evaluar el potencial de nuevos compuestos basados en el rutenio como neuroprotector y antitumoral. ¿Se ha continuado por esta vía?
No, porque se trataba de una línea tremendamente cara por el empleo de modelos vivos, en este caso, con embriones de pez cebra. Iniciamos la colaboración con mucha ilusión y comprobamos que compuestos parecidos al nuestro podían presentar interesantes propiedades biomédicas. Este trabajo fue posible porque la empresa era joven y apostó por financiarlo a cambio de publicar un artículo conjunto pero seguir con el proyecto implicaba una inversión inasumible por la Universidad. No obstante, el resto de nuestras líneas dan mayores frutos pero quizá sea más difícil de hacer entender a la sociedad que son útiles. Siempre será más aceptado desde el punto de vista social un grupo que trabaje en curación de enfermedades, por muy básica que sea la investigación, a otro dedicado al abaratamiento de costes de producción gracias a la catálisis homogénea. No por ello los beneficios económicos y sociales que producirá serán menores.


¿Qué otro tipo de aplicaciones desarrollan?
Quizá uno de los campos más llamativos en los que hemos trabajado sea la investigación de procesos de reducción del dióxido de carbono. Fue en el marco de un proyecto del Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea y se consiguió mediante la transformación del CO2 en otra molécula más reactiva, el ácido fórmico, a través de un proceso catalítico. Para este proceso utilizamos un alcohol (propanol), en lugar de un gas (hidrógeno), lo que abarata y simplifica el proceso, a la vez que eliminamos la peligrosidad de manejar un gas altamente inflamable. Otra de nuestras líneas de investigación aborda las reacciones de formación de enlaces carbono-carbono y carbono-nitrógeno que interesan a toda la industria farmacéutica porque todo lo que implique facilitar este tipo de enlaces entre moléculas va a simplificar y abaratar la obtención de cualquier fármaco.


Otro de los grandes temas que investigamos y que está teniendo mucha aceptación a nivel académico e industrial es el diseño de catalizadores para procesos tándem. Para ciertos procesos donde se necesitan dos catalizadores, nosotros combinamos las dos reacciones en un único proceso, con lo cual se abaratan costes y mejora el rendimiento final. Además, con el efecto añadido de que se produce una cooperatividad catalítica, es decir, mejora el comportamiento individual de las dos moléculas. Cualquier empresa que esté trabajando en química fina, es decir, en procesos catalíticos que impliquen la formación muy selectiva de productos, está necesariamente interesada en este tipo de resultados.


También hemos solicitado a la European Research Council un Advanced Grant para hacer catalizadores mejorados y materiales con propiedades electroópticas con el objetivo de obtener compuestos aplicables a ordenadores, fibras ópticas… este es un campo en el que nos gustaría introducirnos.


El principal reto de la catálisis es hacer procesos más económicos y sencillos, ¿también más ecológicos?
Sí, es muy importante el concepto de Química verde. La Química verde se basa en los doce preceptos del investigador de Yale Paul T. Anastas, ahora también asesor de Barack Obama en temas de medio ambiente. Anastas ha escrito un libro que se ha convertido en el libro de cabecera de cualquier químico donde se resume el buen proceder a la hora de diseñar un proceso químico para mantener las máximas precauciones medioambientales. Uno de ellos establece que siempre que se pueda se ha de optar por un proceso de forma catalizada porque rebaja costes, minimiza energía, acelera procesos, reduce disolventes y residuos y, en general, aumenta rendimientos. De modo que la catálisis interesa a quien quiera hacer una transformación química en un proceso mínimamente ecológico. Así que nuestros estudios en catálisis tándem son doblemente verdes porque empalmamos secuencialmente varios procesos, es la panacea de la Química verde.


En este sentido, estamos muy concienciados tanto con la salud como con el medio ambiente. Nos sometemos a trabajar con reactivos tóxicos para obtener productos utilizables para la sociedad y estudiamos alternativas menos nocivas. La química ha tenido mala fama pero conforme se sepa más sobre el comportamiento de un reactivo en el cuerpo humano y las técnicas analíticas permitan detectar mínimas trazas de un reactivo tóxico en una crema o un alimento, siempre tendremos más elementos para mejorar. No debe generar más miedo social el hecho de que con el tiempo se sepa más sobre los efectos negativos de los productos o alimentos, pues es la consecuencia de la evolución en la investigación. Esto es bueno y debemos perseverar en esta línea.


¿Cuál ha sido el impacto de la estancia posdoctoral en la Universidad de Yale en su carrera profesional?
Ha sido fundamental. En general en la Universidad española, los químicos están motivados para trasladarse al extranjero y aprender de los mejores grupos pero cuando yo me incorporé a la UJI me encontré con personas que pensaban que no era necesario irse al extranjero. No es cierto que aquí podamos hacer lo mismo. Aunque tuviéramos los mismos medios y aparatos, las personas son clave. Para mí, la estancia de dos años en Yale fue un punto de inflexión en mi carrera. Me atrevo a decir que después de tener a mi hijo, fue la experiencia más positiva de mi vida. Allí trabajé con el padre de la química organometálica mundial, Robert H. Crabtree, y hemos continuado colaborando. Esto me ha ayudado muchísimo. Echo de menos en España ese trato cordial y el reconocimiento a la imaginación y al esfuerzo. Estar en una de las mejores universidades del mundo es un lujo desde todos los puntos de vista, no solo porque trabajas con un investigador muy bueno sino que en los despachos contiguos hay químicos de igual nivel a quienes plantear dudas. En este sentido opino que es fundamental irse al extranjero, pero al mejor grupo o Universidad.


¿Algún aspecto de la manera de trabajar en Estados Unidos que convendría incorporar?
En España no es necesario modificar la manera de trabajar individual. Los centros extranjeros se rifan a los investigadores españoles, porque generamos muy buenos científicos. El grupo de investigación que dirijo, por ejemplo, es fantástico en cuanto a que son personas muy motivadas, inteligentes, al día de la bibliografía, y con gran capacidad de trabajo. No obstante, deberíamos tomar ejemplo de su sistema organizativo basado en valorar el esfuerzo, el mérito y la productividad. Aquí no se valoran esas cuestiones. En alguna reunión he llegado a oír que el que se va al extranjero lo hace porque no tiene nada que lo ate a España, como si a los que nos hemos ido años no hubiéramos renunciado a lazos personales o realizado un enorme esfuerzo personal. También he llegado a oír que los que publicamos en revistas internacionales estamos vendidos a las editoriales, y esto te lo puede decir un catedrático, es increíble y muy triste. En el sistema universitario español se valoran cuestiones como la trayectoria en el mismo centro o la cantidad de horas lectivas, además se intenta hacer un reparto equitativo de medios, lo que va en contra de la excelencia. Todo esto acaba desmotivando.


¿Cuál es su opinión en cuanto al impacto de los recortes en la I+D+i española?
Como muchos de mis compañeros, creo que asistimos a un claro ejemplo de muestra de desprecio de los políticos hacia la investigación en España. No se puede predicar una cosa y aplicar la contraria. De todas formas eso también pasa en la universidad, y en una pequeña como la nuestra se nota más. Una gestión más optimizada, con o sin crisis, es fundamental. Aplicar lo del «café para todos» es tirar el dinero. Debemos tener en cuenta que la Universidad es un sistema cerrado porque solamente tienen derecho de voto la comunidad universitaria del centro, cuando está pagada con fondos públicos y es un instrumento que cumple más funciones sociales. Por tanto, los equipos rectorales no deberían ser cautivos de los votos de dentro de la Universidad sino de las necesidades de la sociedad. Son instituciones públicas, gestionadas con fondos públicos y deberíamos optimizar al máximo los recursos, aunque las decisiones puedan ser impopulares en el centro. Es importante darse cuenta que la excelencia no aporta sólo prestigio, sino que garantiza que se obtengan fondos a partir de recursos públicos y privados. Se lo debemos a la gente, sobre todo en una situación en la que se cuestiona nuestro trabajo.

 


DESTACAMOS

El profesor Peris ha dirigido ocho tesis doctorales y es autor de más de 120 artículos que han conseguido 5.500 citas, con un índice h de 40 (este parámetro de calidad relaciona el número de artículos de un autor con la cantidad a veces que estos han sido citados). Además, destaca por el elevado porcentaje de citas por artículo, con una media de 44. Su grupo de investigación se ha convertido en un referente a nivel internacional, como lo muestra el hecho que su artículo recopilatorio sobre las propiedades de sus catalizadores figura entre los 10 más citados de España en el área de ciencias químicas. Así mismo, Peris se encuentra entre los 25 químicos más citados de España y entre los primeros 2.000 a nivel internacional.






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