15/02/2013

El riego deficitario controlado en verano no afecta las cosechas de cítricos

La aplicación de Riego Deficitario Controlado (RDC) permite ahorrar un 20% de agua en el cultivo de cítricos de la variedad Navelina. Así se deriva de un estudio desarrollado por investigadores de los departamentos de Ingeniería Rural y Agroalimentaria y Física Aplicada de la Universitat Politècnica de València.



AUTOR: UPV

El trabajo, financiado por Técnicas Valencianas del Agua S.A. (TECVASA) y la Generalitat Valenciana, se llevó a cabo en una parcela en la comunidad de regantes de la localidad valenciana de Senyera durante cinco campañas consecutivas.

 

El Riego Deficitario Controlado consiste en reducir el aporte de agua en aquel momento en que el cultivo es menos sensible al déficit hídrico, regando normalmente el resto del año. Los investigadores de la UPV compararon los efectos de dos tratamientos RDC con un Control regado con dosis no limitante, evaluando parámetros como la producción total, la calidad de la fruta y el crecimiento vegetativo de los árboles. También se controló el estado hídrico de la planta, relacionándolo con la variación en el contenido de humedad en el perfil del suelo medido con sondas FDR (Frequency Domain Reflectometry).

 

“El objetivo final de nuestro estudio fue determinar la mínima dosis de riego a aplicar y la forma de distribuirla, para conseguir la mejor producción posible con el mínimo agua utilizada. Asimismo, queríamos conocer los umbrales de potencial hídrico y de contenido de humedad en el suelo que no es recomendable sobrepasar para no afectar a la producción ni a la calidad de la cosecha”, apunta Pablo González-Altozano, investigador responsable.

 

El trabajo ha permitido constatar que es preferible aplicar un riego deficitario en verano a un riego convencional, ya que prepara a los árboles para aprovechar mejor los recursos, y no afecta a la producción ni a la calidad de la cosecha. “El nivel de restricción que, en la práctica, es posible establecer en verano sin que lleguen a producirse efectos adversos, corresponde a la reducción del 50% de la dosis de riego, desde mediados de julio a principios de septiembre, siempre que se riegue normalmente el resto del año. Este manejo garantiza una buena calidad de la cosecha y la mayor producción, con el mínimo gasto de agua, y además, se puede aplicar de una forma sencilla”, destaca González-Altozano.

 

Además, el estudio ha permitido comprobar que es posible determinar el estado hídrico de la planta a partir de ciertas variables climáticas y la humedad en el perfil del suelo determinada con las sondas FDR. Esta relación permite ajustar automáticamente y de forma precisa la dosis de riego.

 

Los tratamientos aplicados dieron lugar sistemáticamente a producciones superiores a las conseguidas mediante el riego convencional, “aunque las diferencias solo fueron significativas en dos de las cinco campañas, y todo ello con dotaciones de agua notablemente menores, de entre el 12 y el 27%, con un ahorro medio de agua del 20%”, concluye el investigador de la UPV.
 





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