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19/10/2012

La repoblación rural como herramienta para evitar los grandes incendios

La Universitat de València ha presentado el informe preliminar ‘Los grandes incendios del verano de 2012 en València’ dirigido por el catedrático de Geografía Física Alejandro Pérez Cueva y encargado por el Vicerrectorado de Participación y Proyección Territorial.



AUTOR: UV

El documento señala la repoblación rural del territorio de interior como herramienta imprescindible para evitar los grandes incendios forestales, a la vez que se proponen alternativas de futuro como, por ejemplo, cortafuegos biológicos que implican el desarrollo de pastos.

 

El documento se ha presentado durante la celebración del I Foro de incendios forestales Universitat de València-Ayuntamientos celebrado en el Jardí Botànic con el objetivo de detectar “las necesidades de los municipios afectados por los incendios y poner en relación las posibilidades de trabajo entre las entidades locales valencianas y el conjunto de especialistas de la Universitat de València”, según el vicerrector de Participación y Proyección Territorial, Jorge Hermosilla.

 

Los expertos de la Universitat de València han analizado el comportamiento y la afección de los cinco grandes incendios de este verano –Benagéber, La Safor, Cortes, Andilla y Chulilla-, que, en total, destruyeron unas 63.520 hectáreas. “Estamos estudiando dos componentes básicos de los siniestras: los meteorológicos, el usos del suelo. Y también las consecuencias del fuego, atendiendo al impacto sobre la biodiversidad, es decir, las especies de fauna más vulnerables y ejemplares de árboles valiosos como fresnos, sabina albar, encinas, etc”, apunta Pérez Cueva. Sólo a los incendios de Cortes y Andilla, las llamas afectaron nuevo espacios de la Red Natura 2000, entre ellos el Parque Natural de la Sierra Calderona, las sierras de Martés, el Ave y Malacara, la Mola de Cortes y el Caroig o el curso medio del río Palancia; cuatro microrreservas de flora -Loma de coca (Real), Barranco de Pertecates (Tous), Umbría de la Peña Parda (Andilla) y Puntal de Navarrete (Altura)-; tres reservas de fauna de Alcublas: Balsa Silvestre, la Balsilla y Balsa Pedriza y dos empollas de interés para murciélagos (Sima del Alto de Don Pedro, en Macastre) y Sima del Campillo, en Tous).

 

Este informe analiza también cuestiones socioeconómicas y demográficas. De esta manera, “volvemos a ver que el despoblamiento rural ha favorecido los grandes incendios, por lo tanto, podemos afirmar que apostar por el campo es una medida clave para prevenir los fuegos forestales”, añade el catedrático. Además, hay términos afectados en gran medida. Los pueblos con un mayor porcentaje quemado en su municipio fueron: Dos Aguas (94,9%), Macastre (77,3%), Sacañet (67,45%), Alcublas (66,6%), Bugarra (66,2%), Teresa (59,38%), Catadau (49,2%), Llocnou de Sant Jeroni (42,11%) y Chulilla (38,36%).

 

“Nuestro trabajo ha mostrado que los cortafuegos convencionales no han funcionado, y tampoco las barreras naturales, por lo tanto, resulta acuciante poner en marcha los cortafuegos biológicos –una figura ya incluida en el borrador del Plan General de Ordenación Forestal de la Comunidad Valenciana-, los cuales implican recuperar actividades tradicionales como por ejemplo los pastos, actividades agrícolas complementarias por hacer zonas de amortiguación con bosques más claros”, argumenta. Alejandro Pérez Cueva, quien destaca la importancia “de no introducir maquinaria pesada en territorios recién quemados para evitar el riesgo de erosión”.

 

En cuanto a los aspectos climáticos, los científicos han analizado los siniestros y han encontrado en tres modelos de comportamiento del fuego por el efecto del viento. Por ejemplo, en el primero de los incendios declarado el uno de junio en Benagéber (440,49 hectáreas), las llamas estuvieron promovidas por la brisa, un flujo que en estas fechas es especialmente frío y no sopla durante la noche. El segundo, de los incendios, en la Safor (1.329,03 hectáreas), se caracterizó por un foco central y los efectos de un viento variable del y del oeste. Mientras que los tres últimos, el de Cortes (32.443,94 hectáreas), Andilla (21.249,09) y Chulilla (8.057,36) –del 28 y 29 de junio y 23 de septiembre, respectivamente- estuvieron marcados por los “ponentes clásicos del suroeste muy persistentes, especialmente los dos primeros”, según el trabajo de la Universitat de València.

 

Los alcaldes de municipios afectados han reclamado voluntad política por poner marcha medidas efectivas de recuperación del mundo rural como también de valoración económica de los servicios ambientales de los recursos naturales del interior valenciano. El primer edil de Alcublas, Manuel Civera, destacó “el valor económico de los recursos naturales y ambientales, como también productos alimentarios próximos y de calidad, que aportan los territorios del interior valenciano”. A la vez, apuntó que pese a todas las normativas de ámbito tanto europeo como estatal y autonómico “no se ha evitado el despoblamiento rural, en consecuencia, hace falta una verdadera voluntad política por cambiar esta situación”.

 

Por su parte, el responsable municipal de Enguera, Santiago Arévalo, criticó que sin “cohesión territorial entre la costa y el interior, no habrá sociedad”. Además, “la discontinuidad forestal es inexistente, a menudo porque las normativas han favorecido un modelo de conservación que no ha tenido en cuenta que los grandes incendios son realmente destructivos de la biodiversidad y del futuro de los pueblos”. Arévalo también incidió al poner en marcha nuevas oportunidades económicas del bosque como por ejemplo las energéticas a través de la biomasa.


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