El 29 de enero de 1886 Karl Benz patenta el primer vehículo propulsado por un motor de explosión. A partir de entonces éstos se han convertido en uno de los inventos más revolucionarios de la sociedad moderna. Lamentablemente, la masiva motorización a que hemos llegado ha traído también graves retos como la contaminación, los problemas de movilidad, la falta de espacio, los problemas energéticos, etc., aunque el tema más graves es, sin duda, la seguridad y, en concreto, los accidentes viales.

Desde que se inventaron los vehículos con motor, más de 50 millones de personas han muerto y alrededor de 2.000 millones han sufrido heridas por causa de un accidente vial. Pero lo más preocupante es que, según la OMS, en los próximos 20 años, los accidentes de tráfico estarán entre las tres causas de muerte más importantes, si no se toman las medidas pertinentes. En España, en el pasado, tuvimos una situación terrible: en 1989 hubo 9.344 muertos, con un coste anual de 16.000 millones de euros. Afortunadamente, se ha mejorado mucho, ya que en 2012, con 20 millones más de vehículos, han muerto 1.903 personas.

Partiendo de la convicción de que la Universidad debe de poner sus conocimientos al servicio de los problemas de la sociedad, en el año 1995 se funda oficialmente el Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS), aglutinando distintos tipos de especialistas de la Universitat de València. Actualmente, sigue siendo el único instituto universitario en esta materia en todo el Estado español. Este modelo, en el que el protagonismo de centros de investigación han contribuido mediante la I+D+I, entre otras, a mejorar la seguridad vial, el tráfico y el transporte, además de haber sido utilizado en España y en otros países, ha demostrado ser muy eficaz, extraordinariamente útil y socialmente muy aceptado.

Desde su creación, el INTRAS ha tenido contribuciones relevantes en numerosos temas como: la modificación del Código Penal en España en materia de seguridad vial; el diseño y la aplicación del Carné por Puntos y la formación de los diferentes agentes relacionados con los cursos para la recuperación de puntos; la gestión de los tramos de concentración de accidentes (TCE-puntos negros) y su señalización; el desarrollo de programas de formación para la prevención de riesgos laborales viales con simuladores de conducción; el desarrollo de partes de accidentes; la elaboración de las bases de datos para la gestión de los datos de accidentes y la explotación de los mismos; realización de los informes estadísticos de accidentes europeos que publica la web de la Comisión Europea; la investigación y la implantación de la señalización variable a nivel europeo; la realización y evaluación de diversas campañas y actuaciones preventivas en el ámbito nacional e internacional; el desarrollo de tecnologías e investigaciones mediante simulación; el estudio de los grupos y factores de riesgo; la realización de distintos programas de doctorado, máster y diplomas universitarios en el ámbito, etc.

Como reconocimiento a toda esta labor, tanto el INTRAS como muchos de sus miembros, han recibido numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales como: medallas de oro de varios colegios y asociaciones profesionales; premio EUROPA del transporte; premio a la labor investigadora en Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico; medalla al Mérito de la Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico; premio a la investigación de la Asociación Internacional de Túneles y Autopistas; medalla de honor y mención de honor de la Asociación Española de la Carretera; premio a la investigación del Comisariado Europeo del Automóvil; etc.

Los retos de futuro del INTRAS son muchos y muy complejos, básicamente por dos motivos: el hecho de que el tráfico, el transporte y la seguridad vial son extraordinariamente cambiantes y por ello requieren una investigación rápida y constante y, por otro lado, porque los grandes pilares sobre los que se asienta el tema (vehículo, vía, norma y factor humano) son de una gran complejidad.

Generalizando, desde la investigación aplicada, en el futuro habrá que hacer un gran esfuerzo en los cuatro grandes pilares de la Seguridad Vial. En lo que se refiere a los vehículos, el reto estará fundamentalmente en cómo potenciar en el conductor el uso de los sistemas de seguridad pasiva y cómo conseguir que toda la inmensa tecnología del vehículo y la información que recibe y maneja el conductor (GPS, ESP, móvil, DVD, etc.) no se conviertan en una fuente de riesgo, de estrés o de distracción. En relación a las vías por las que se circula, uno de los problemas importantes a investigar en el futuro es el de la señalización, tanto para el desarrollo de la mensajería variable, como para conseguir que la señalización tradicional cumpla sus grandes principios de ser más visible, legible, creíble e inteligible.

En cuanto al enforcement o norma, es importante en el futuro investigar por qué no se cumplen las normas viales, cómo hacer que la sanción sea más eficaz para evitar comportamientos de riesgo y muy especialmente, el tipo de programas que se han de aplicar a los conductores infractores reincidentes. Finalmente, y en relación con el factor humano, los retos de futuro son muchos y muy complejos: descubrir cómo los factores sociales (como la crisis) inciden en la Seguridad Vial; profundizar en los grandes factores de riesgo como la fatiga, el alcohol, la velocidad o la distracción; comprender mejor las causas de la siniestralidad de los grupos más vulnerables como peatones, ciclistas o personas mayores; actuar sobre riesgos especialmente graves como los accidentes laborales de tráfico; y desarrollar verdaderos programas y actuaciones de formación y educación vial. Teniendo muy claro que, como dice la Organización Mundial de la Salud, el accidente no es accidental y por ello es predecible y evitable.

Luis Montoro González, Catedrático de Seguridad Vial de la Universitat de València. Presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL)

En la imagen, el Técnico Superior de Investigación del INTRAS Ignacio Pareja Montoro muestra uno de los simuladores del centro.