Retos de la ciencia: Innovaciones de género en la atención sanitaria y en I+D

Treinta años de investigación en los sesgos de género en Biomedicina y Salud han venido revelando que son socialmente perjudiciales, costosos, y conduce a oportunidades de mercado perdidas. La relevancia concedida por instituciones que han apoyado la investigación como la Comisión Europea o en nuestro país, el Ministerio de Sanidad, la Unidad de Ciencia y Género del Ministerio de Ciencia e Innovación, el Instituto de la Mujer y el Fondo de Investigación Sanitaria hicieron posible el aporte de nuevas piezas de conocimiento al respecto, confirmatorias de una atención sanitaria sesgada en enfermedades graves o frecuentes, como son las cardiovasculares, pulmonares obstructivas crónicas y digestivas, entre otras.


El Grupo de Investigación de Salud Pública de la Universidad de Alicante investiga desde los años 90 con fondos de las instituciones mencionadas, sobre cómo ante un mismo problema o necesidad de salud en ambos sexos, hay un menor esfuerzo diagnóstico y terapéutico en el caso de que quien padezca sea mujer en comparación con las actuaciones sanitarias mayores y mejores si quien padece es un hombre. Investiga también en el origen de estos sesgos, que trasmitidos a través de la formación universitaria, tiene el origen en la generación de conocimiento sesgado desde el punto de vista científico, por no incorporar la perspectiva de género.


Estos sesgos se producen por una creencia errónea de que los hombres y las mujeres son iguales en la manifestación de signos y síntomas precoces y tardíos de las enfermedades, iguales respondiendo a los tratamientos, y en sus pronósticos, cuando de hecho no se comportan de la misma forma. Ejemplo es el caso de la enfermedad isquémica cardíaca en las mujeres, sub-diagnosticadas o mal diagnósticas –es su 1ª causa de muerte en Europa y EE.UU–, debido a la idea de que es una enfermedad principalmente masculina, y a que los estándares clínicos se crearon en base a la pato-fisiología de los hombres. También es el caso de los ensayos clínicos. La Food and Drugs Administration de los EE.UU. publicó en 1994 unas recomendaciones para el estudio y evaluación de las diferencias por sexo y de género en los ensayos clínicos de fármacos, pues la mayoría de los ensayos clínicos se realizaban, y desafortunadamente se realizan con muestras de hombres, infiriendo sus resultados a las mujeres. Esto es mala ciencia, pues en la medida que la fisiología de las mujeres es diferente a la de los hombres es fácil deducir que la respuesta a los fármacos sea diferente. Tanto los ensayos de fármacos sintomáticos como curativos no contienen un tamaño muestral de mujeres proporcional al volumen de consumidoras, ni se realizan análisis estratificados por sexo de los características evaluadas, como la eficacia, tolerancia, seguridad o efectos secundarios de los fármacos. La Agencia Europea del Medicamente es renuente a elaborar recomendaciones al respecto aún en este momento.


Alternativamente, se originan sesgos de género por una creencia errónea de que hombres y mujeres son diferentes en la frecuencia, gravedad y forma de cursar las enfermedades. Es el caso de la mayor prescripción y, por tanto, consumo de fármacos psicotropos en mujeres, explicada por la literatura científica por la mayor prevalencia de depresión y ansiedad en mujeres que en hombres, porque las mujeres al quejarse inducen la prescripción más que los hombres, porque los médicos tienden a prescribir fármacos para síntomas depresivos de baja intensidad a mujeres más que a hombres; pero también porque los médicos atribuyan a factores psicológicos, más fácilmente en mujeres que en hombres, lo que son síntomas físicos (o de presentación atípica).


Desde este punto de vista, con el apoyo financiero de la Comisión Europea, la Universidad de Stanford con otros centros de investigación de Europa, Canadá y EE.UU desarrolló el Proyecto Gendered Innovations para proporcionar métodos de análisis a científicos e ingenieros, que añaden valor a: la investigación, garantizando la excelencia y la calidad en los resultados y la mejora de la sostenibilidad, además de nuevas ideas; a la sociedad, al hacer la investigación más sensible a sus necesidades; y al mercado, mediante el desarrollo de nuevas ideas, patentes y tecnología. Su Web proporciona estudios de caso donde, por ejemplo, se muestra cómo el retraso en el diagnóstico y tratamiento de la osteoporosis en hombres se fundamenta en el no reconocimiento como problema en estos.


La Comisión Europea ha integrado las dimensiones de género en su nuevo programa marco de investigación Horizonte 2020. Uno de sus instrumentos políticos es la Recomendación sobre Género, Ciencia e Innovación, a desarrollar en los Estados miembros. En este contexto, se crea la red internacional de Género, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (genderSTE COST) que tiene puesto su objetivo y apoyo financiero en:

  1. - La promoción de la carrera profesional de las mujeres en la ciencia y la tecnología mediante cambios estructurales de las instituciones (como recomienda la misma Comisión Europea), para la difusión de la investigación y su desarrollo.
  2. - La integración de la perspectiva de género en el contenido de la ciencia, la investigación y la tecnología, y en su difusión;
  3. - La identificación de las dimensiones de género relevantes para el medio ambiente relacionados con el programa Horizonte 2020.

 

La investigación con la mirada puesta en desarrollo e innovaciones de género pueden aprovechar la ventana a las oportunidades que la Comisión Europea está abriendo.

 

Dra. María Teresa Ruiz Cantero
Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante
Red COST Gender, Science, Technology and Environment. (GenderSTE), European Union




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