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13/03/2015

Vicente Sanz Solana, Profesor Titular de Ingeniería Química de la Universitat Jaume I de Castellón

«La cerámica es un material envidiable, con unas propiedades excepcionales y una gran durabilidad»

Resulta sorprendente cómo un material tan tradicional como es la cerámica está de plena actualidad en el siglo XXI. Es tan versátil que sus aplicaciones abarcan desde la construcción a la medicina o la industria. El Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) nació en 1969 gracias a un convenio entre la Asociación de Investigación de las Industrias Cerámicas y la Universitat Jaume I de Castellón y está considerado como un centro pionero a nivel internacional en investigación aplicada e innovación tecnológica. Situado en el campus universitario y dirigido por Vicente Sanz, el Instituto ha sabido anticiparse a las necesidades del sector cerámico y diversificar su actividad, ofreciendo soluciones tecnológicas a entidades públicas y a empresas de ámbitos muy diversos. Como ejemplo, entre sus desarrollos recientes figuran baldosas que reflejan los rayos del sol, otras que son autolimpiables y un mobiliario urbano más resistente.



AUTOR: RUVID

¿Qué papel ha jugado el ITC en la evolución de la industria cerámica española?
La industria nació como un sector tradicional escaso de tecnología y evidentemente así no podía ser competitivo. El ITC fue una pieza clave en su desarrollo por diferentes aspectos. En primer lugar, mediante la aportación de técnicos con la formación adecuada y, en segundo lugar, por el acompañamiento a la industria en el desarrollo de nuevas tecnologías, como la monococción, las fritas y esmaltes y, en último término, la impresión digital. El Instituto también ha ofrecido formación continua a los técnicos del sector, ha realizado ensayos especializados, y ha resuelto múltiples problemas de fabricación para incrementar los rendimientos.


En la actualidad, la industria cerámica española sigue evolucionando y superando las crisis económicas y circunstancias de mercado que le sobrevienen. En los últimos años, gracias al desarrollo de la impresión digital ha sido capaz de reponerse a una situación adversa y mediante el liderazgo tecnológico sigue siendo competitiva a nivel internacional.


Ahora el ITC está inmerso en cambios que afectan a su estructura. ¿Cuál es su objetivo?
Es esencial conocer bien las tendencias del mercado para dirigir la investigación. Como consecuencia, hemos creado tres observatorios que permitirán a las empresas conocer su entorno y a nosotros orientar nuestras investigaciones: el Observatorio de Mercado, el Observatorio Tecnológico y Medioambiental y el Observatorio de Tendencias del Hábitat.


Como director, mi principal objetivo de cara al futuro es que el Instituto siga siendo la piedra sobre la que se puedan apoyar las empresas en sus nuevos desarrollos. Es completamente necesario para las empresas investigar en nuevos productos y procesos y que esas investigaciones tengan éxito, no es momento de tener fallos. En este sentido, les asesoramos técnicamente sobre los nuevos proyectos de I+D en los que puedan estar interesados y sobre cómo financiarlos. Del mismo modo, intentamos siempre anticiparnos a ciertas tecnologías que pensemos serán útiles para las empresas, así como en todos los aspectos medioambientales, energéticos y de nanotecnologías.


Usted es responsable del Área de Nanotecnología, ¿sobre qué aplicaciones está trabajando?
El futuro de las cerámicas europeas se encuentra en ofrecer un valor añadido. Es decir, desarrollar baldosas con funciones especiales que encuentren nuevos nichos de mercado. Nosotros nos centramos sobre todo en el desarrollo de materiales biocidas, nanopartículas y materiales funcionales. Por ejemplo, hemos desarrollado tecnologías para elaborar baldosas con mayor resistencia al desgaste o al deslizamiento. Como novedad, en la última feria de Cevisama colaboramos en la presentación de una modalidad de baldosas que apantallan los rayos X para ofrecer mayor seguridad en clínicas de radiología. Se trata de un desarrollo conjunto entre el ITC y las empresas Kerafrit y Keraben. El producto presentado denominado Kerxshield obtuvo el prestigioso premio Alfa de Oro otorgado por la Sociedad España de Cerámica y Vidrio durante la feria y actualmente ya se están recibiendo pedidos para su uso.


¿Cómo han conseguido elaborar materiales biocidas y autolimpiables?
Disponemos de diversas tecnologías. Hemos desarrollado recubrimientos que contienen plata en tamaño nanométrico y que son capaces de soportar altas temperaturas para ser procesados al mismo tiempo que la baldosa. Por otra parte, también disponemos de vidrios biocidas que, mediante el uso de compuestos de plata, presentan una liberación controlada de iones. Ambos están pensados para usarse en interiores, como cocinas y baños, para que dichas superficies sean más saludables al impedir el crecimiento de organismos biológicos, como bacterias, hongos, algas. De esta forma, se reduce la cantidad de productos de limpieza y desinfección que empleamos habitualmente – con el impacto beneficioso que ello tendría sobre el medio ambiente.


Asimismo, hemos diseñado materiales con derivados de dióxido de titanio que cuando son excitados por la luz ultravioleta del sol generan radicales con actividad biocida y que facilitan la autolimpieza. Estas baldosas fotocatalíticas están pensadas principalmente para fachadas.


Otra de sus líneas de investigación es el desarrollo de técnicas de impresión. ¿Qué son las tintas funcionales?
En el Instituto hemos desarrollado diversos tipos de tintas como soporte a los fabricantes de maquinaria cerámica. A su vez, hemos diseñado tecnología para estudiar el proceso de la formación de las gotas y su impacto sobre los sustratos cerámicos. Conociendo los procesos dinámicos que se suceden, es posible mejorar la tecnología y, por tanto, mejorar el producto final.


Las tintas cerámicas funcionales son las tintas llamadas de efecto, y se emplean para modificar la superficie de la baldosa en aspectos distintos al color. Incluyen tintas mates, brillantes, lustres, camaleonte, biocidas, etc.


Han puesto al servicio de otros sectores el conocimiento adquirido con la cerámica, ¿en qué consiste esta estrategia de diversificación?
Nos encontramos con sectores industriales interesados en aplicar nuestra tecnología porque muchas veces está más desarrollada que la propia del sector. Como es el caso de un proyecto en el que evaluamos el impacto en la atmósfera de la quema incontrolada de biomasa aplicando nuestro conocimiento sobre el impacto de la actividad cerámica en la calidad del aire. También hemos aplicado tecnología energética desarrollada con fines industriales a temas de hábitat y construcción, mientras que la tecnología de tintas la estamos derivando al sector de las artes gráficas.


Incluso estamos estudiando las posibilidades de la impresión 3D en el ámbito de la biocerámica, para implantes médicos, elementos constructivos o incluso para hacer piezas industriales funcionales. Resulta que las propiedades de las piezas de plástico que se obtienen mediante la impresión 3D son deficientes para muchas aplicaciones y es necesario imprimir piezas en cerámica o metal.


¿Con cuántas empresas colabora el ITC y cuál es la principal vía de difusión de la oferta tecnológica?
La cartera de clientes asciende a 200 empresas, de las cuales la mayoría procede de la Comunitat Valenciana pero también contamos con clientes de otros puntos de España y extranjeros –británicos, franceses, italianos y americanos– tanto de la cerámica como de otros sectores industriales. Nos conocen a través de ferias, congresos, publicaciones y noticias sobre los resultados. El próximo evento al que asistiremos es la feria multisectorial Graphispag que se celebra a finales de mes en Barcelona y donde expondremos nuestras tecnologías de impresión a empresas de la madera, textil, cuero, artes gráficas, etc.


Un ámbito en el que el ITC está cobrando cada vez mayor relevancia es en la eficiencia energética. ¿Qué proyecto destacaría?
Nuestro know-how incluye desde hacer el cálculo de la eficiencia energética de un edificio a desarrollar elementos constructivos con los que reducir el consumo. Un proyecto relevante en el que participamos fue Coolcoverings, financiado por el Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea, basado en el control de la radiación solar con vistas a mejorar la eficiencia energética de edificios construidos en países del Mediterráneo.


En la Europa del norte necesitan hacer frente a las bajas temperaturas y la investigación se centra habitualmente en el aislamiento térmico. Sin embargo, en nuestro caso, el problema es el calor. Los resultados de este proyecto son baldosas que reflejan los rayos infrarrojos en lugar de absorberlos, logrando así que los edificios se calienten menos y se reduzcan las necesidades energéticas de refrigeración. La empresa de Nules, Keraben, coordinadora de la iniciativa, está en el proceso de hacer un demostrador del producto y la fachada resultante servirá para mostrar a los prescriptores de obras la mejora que supone en cuanto a consumos.


Hablando de proyectos europeos, hay líneas de investigación, incluso sectores enteros, excluidos del nuevo programa marco Horizonte 2020. ¿En qué situación se encuentra la investigación cerámica?
Horizonte 2020 está muy orientado hacia las nuevas tecnologías y, como consecuencia, las industrias más tradicionales tienen dificultades severas para optar directamente a dicha financiación. , La investigación en aplicaciones cerámicas es más fácilmente financiable a través de otros programas europeos como interregionales (Interreg) de fomento de la investigación y convocatorias LIFE para temas medioambientales.


Es el caso del proyecto CERURBIS, financiado por el Programa de Cooperación Territorial del Espacio Sudoeste Europeo (SUDOE) a través de la cofinanciación de proyectos transnacionales por medio de fondos FEDER. Participamos en la iniciativa con el Ayuntamiento de Castellón y entidades de Aveiro (Portugal) y Limoges (Francia). El objetivo es que las ciudades se conviertan en escaparates para las aplicaciones urbanísticas de la cerámica. En definitiva, se trata de una forma de apoyar a sus propias industrias y el ITC participa en los desarrollos de nuevos elementos cerámicos, concretamente de pavimentos fotoluminiscentes, pavimentos porosos que permiten la evacuación de agua, así como mobiliario urbano incluyendo bancos y piezas de farolas.


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