Un incremento del 1% en la proporción de personas trabajando en los sectores culturales y creativos aumentaría la esperanza de vida al nacer, en la región de La Toscana, en 5,2 meses. En el País Valenciano, los efectos también serían muy importantes sobre el empleo (63.000 ocupados más) y sobre la renta (511 euros por cápita más en Paridad de Poder Adquisitivo).
El mismo aumento en la región polaca de Kujawy-Pomerania provocaría que se incrementara en más de 40.000 personas los participantes de la región en las elecciones al Parlamento nacional.
Estos son algunas de las predicciones de un proyecto europeo liderado por la Universitat de València (UV), que han recurrido a la ayuda de la Inteligencia Artificial.
El consorcio europeo está liderado por Pau Rausell, director del grupo Econcult de la Universitat de València, y lo integran cuatro universidades, un centro cultural de Rumania, una consultora belga, un think tank parisino, una agencia de comunicación francesa y las ciudades de Atenas y Rijeka. La iniciativa, capaz de explorar distintas vías innovadoras para “medir” el impacto social de la cultura, arrancó en 2020.
Este proceso se completó a varios niveles gracias al desarrollo de un modelo conceptual que era capaz de explicar las diversas y variadas trayectorias de impacto desde las “experiencias culturales” hasta la generación del impacto sobre variables socioeconómicas como el bienestar, la regeneración urbana o la participación ciudadana.
A nivel micro identificó y clasificó aquellos indicadores en el diseño de los proyectos culturales que eran capaces de anticipar los impactos sociales. En este sentido han desarrollado un prototipo de aplicación que posibilita medir los impactos estéticos, cognitivos, emocionales y relacionales de la participación en una experiencia cultural y anticipar sus efectos sobre la satisfacción de la experiencia.
“Básicamente hemos encontrado que la satisfacción en una experiencia cultural depende de una combinación de percepción estética, del conocimiento asimilado, de las emociones experimentadas y de la calidad de las relaciones con otros activadas por dicha experiencia. Y cada modalidad de experiencia cultural como visitar un museo, asistir a un festival o pasear por un entorno patrimonial configura de manera distinta esta combinación de impactos. Así, para explicar la satisfacción por la visita a un museo etnológico el factor más relevante es el del impacto cognitivo, y en cambio en la asistencia a un festival musical el aspecto relacional es el más determinante”, señala Amparo Oliver, catedrática de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universitat de València y parte del equipo investigador.
Pero quizás la herramienta más espectacular del proyecto es el denominado SICCRED (Societal Impacts of Culture and Creativity. European Regional Dashboard), que mediante técnicas de Inteligencia Artificial como Causal Random Forest es capaz de estimar el efecto que tendría el incremento de las personas que trabajan en el sector de la cultura sobre 12 variables sociales que van desde la salud, la cohesión social o la participación política hasta el turismo o la productividad.
Para el País Valenciano, en el caso de que las personas trabajando en el sector cultural y creativo pasara del 2,89% del total de ocupados actual al 3,89%, los efectos de mayor envergadura se darían sobre la educación, y se incrementarían en un 10% las personas que accederían a la educación posobligatoria.
Aunque los efectos también serían muy importantes en la productividad aparente del factor trabajo (pasaríamos de los 48.300 euros a los 53.000), sobre las pernoctaciones turísticas (un incremento 1,7 millones más sobre los actuales 50 millones) o sobre la satisfacción vital, que crecería ligeramente, 0,02 puntos sobre 7,55 actual (en una escala de 0 a 10). Todos estos datos, para cada una de las regiones, se pueden consultar mediante una herramienta interactiva de libre acceso.
“Esta herramienta es un potente recurso para anticipar los efectos sociales de las políticas orientadas hacia los sectores culturales y creativos y suponen la primera evidencia científica clara, a nivel macro, de los impactos causales cuantitativos de la cultura sobre el bienestar”, señala Jordi Sanjuán, miembro del equipo investigador y autor de una tesis doctoral desarrollada en el marco del proyecto Mesoc y titulada Cultural and creative industries a the well-being of regions.
El proyecto Mesoc además ha desarrollado numerosas otras herramientas, como un manual (Handbook) para el diseño de proyectos culturales que traten de maximizar el impacto social, o la mayor base de datos sobre sectores culturales y creativos y mujer que se puede consultar con una herramienta de análisis también basada en la inteligencia artificial, denominada ArtGen.
El proyecto ha sido destacado como uno de los más relevantes del Cluster 2 del programa H2020, y ha sido presentado como ejemplo en los actos de la presidencia española de la UE. Concluye ahora, pero abre numerosas nuevas cuestiones y líneas de investigación que el equipo de investigación Econcult continuará explorando con otros proyectos y consorcios.
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