Las pruebas experimentales se han desarrollado en la travesía del municipio valenciano de Bèlgida

Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Catania (Italia) han desarrollado un nuevo indicador de conflictividad en los pasos peatonales para medir la posibilidad de que se produzca un accidente entre vehículos y peatones.

AUTOR: UPV

El indicador desarrollado desde el Grupo de Investigación en Ingeniería de Carreteras (GIIC) de la UPV y la Universidad de Catania se denomina Índice de Riesgo Peatonal (PRI). “No sólo mide la posibilidad de que ocurra un accidente sino su nivel de gravedad. Permite reconocer muy rápidamente una situación potencialmente peligrosa sin esperar a que pasen varios años y haya accidentes. Es una novedosa herramienta de prevención”, apunta Alfredo García, director del GIIC de la Politécnica de Valencia.

 

En las pruebas desarrolladas en Bèlgida, los investigadores estudiaron la incidencia en la posibilidad de que se produjera un accidente con diferentes configuraciones de pasos peatonales: dos pasos pintados deteriorados, dos pasos peatonales recién pintados, un paso sobreelevado y finalmente con dos pasos sobreelevados. Estudiaron las velocidades con que llegan los vehículos a los pasos y su reacción ante la presencia de un peatón.

 

Entre sus conclusiones, apuntan que el paso sobreelevado reduce “muchísimo” la posibilidad de accidente. Asimismo, analizaron también la utilidad de colocar dos de estos pasos a pocos metros. “En este caso, nos hemos dado cuenta que no por tener muchos elementos muy cerca va a haber menos accidentes; con que haya una separación entre uno y otro cercana a los 100 metros es suficiente para disminuir la posibilidad de accidentes”, apunta Alfredo García.

 

Para medir los indicadores, se utilizaron grabaciones de vídeos con cámaras digitales -tomadas desde el Laboratorio Móvil de Tráfico del GIIC- con el fin de optimizar las fases de análisis. “La aplicación del Índice de Riesgo Peatonal demostró que este indicador es efectivo para resaltar las modificaciones en el comportamiento de los conductores debido a la instalación de las contramedidas de seguridad diferentes a un paso de peatones”, concluye el director del GIIC.

 

Estos trabajos se enmarcan dentro de MODETRA, un proyecto nacional de investigación, financiado por el CEDEX y liderado por el GIIC de la Universidad Politécnica de Valencia. Entre las instituciones que están colaborando en el mismo destaca la participación de la Consellería de Infraestructuras y Transporte de la Generalitat Valenciana. Los investigadores de la UPV han dado a conocer el nuevo indicador en el marco del IV Simposio Internacional de Diseño Geométrico de Carreteras celebrado en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe.

 

Carriles de deceleración

 

Por otro lado, los investigadores del GIIC de la Politécnica de Valencia han presentado también otro estudio centrado en este caso en los carriles de deceleración. Su trabajo se centró fundamentalmente en evaluar la incidencia de la longitud de estos carriles en la seguridad de los conductores. En él ha colaborado también la Conselleria de Infraestructuras y Transporte, junto con el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico y el Centro de Gestión del Tráfico de la DGT en Valencia.

 

Entre sus conclusiones, han comprobado que el comportamiento de los conductores se ve afectado por dicha longitud; en carriles demasiado largos, la frecuencia de maniobras peligrosas como adelantamientos, reincorporaciones y salidas anticipadas y pérdida de atención por parte del conductor es mayor. Mientras, en carriles demasiado cortos, los investigadores de la UPV señalan que la frecuencia de salidas anticipadas aumenta, y, por otro lado, en ellos es necesario disminuir la velocidad en la vía principal, lo que afecta directamente al flujo normal del tráfico. “Cuanto más cortos, pero también cuanto más largos son los carriles de deceleración, más riesgo existe de que se produzca un accidente”, apunta Mario Romero, del GIIC.

 

Al igual que en el estudio anterior, se ha desarrollado un novedoso indicador de conflictividad específico, denominado tiempo potencial de colisión lateral o alcance (TiPCLA), que permite evaluar, de manera ágil, la peligrosidad debida a la interacción entre los vehículos en los carriles de deceleración y en general en diferentes secciones de las vías.

 

Los investigadores del GIIC realizaron este estudio experimental en un tramo de la CV-35 y en otros diez carriles de deceleración en cinco autovías cercanas a Valencia (A7, CV-21, A3, V-30 y V-31) para contrastar los resultados obtenidos en el tramo experimental. El carril de deceleración del tramo experimental fue modificado sucesivamente para evaluar el comportamiento de los vehículos en función de la longitud del carril. Los datos fueron tomados a partir de grabaciones de vídeo realizadas en los diferentes carriles estudiados. Posteriormente, se analizaron con una herramienta informática desarrollada en el GIIC que permite conocer la posición, velocidades y aceleraciones de los vehículos a partir de los vídeos utilizando técnicas de restitución de perspectivas cónicas.

 

Los resultados de la conflictividad fueron contrastados con los datos de accidentalidad en esos mismos carriles, suministrados por el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico. Desde el punto de vista de la seguridad vial, los carriles diseñados con la instrucción de trazado podrían ser modificados para reducir la accidentalidad, alargando los que son demasiado cortos y acortando los que son muy largos. “Es necesaria un nuevo modelo de diseño de la longitud de los carriles de deceleración que tenga en cuenta estos aspectos de seguridad vial” concluye Mario Romero.